El camino es la meta

El odio nunca es aplacado con odio en este mundo. Solo mediante el no-odio es aplacado el odio. Esta es una verdad eterna.
--Dhammapada 5

Contrario a las propuestas Maquiavélicas, en Budismo el camino es la meta, no existe el concepto de 'justificación' para ningún acto. A lo largo de la historia humana ha existido una tendencia a creer que es posible eliminar las causas del sufrimiento y la desventura por medio de la violencia, hoy en día más que nunca es posible seguir en tiempo real la forma en que algunas naciones se han avocado a tratar de detener las guerras mediante más guerras, creando armas más poderosas, amenazando de forma directa y ejerciendo presión absoluta sobre aquellos que se presentan como sus enemigos.
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Cuando pensamos en los resultados que esto ha tenido en otras ocasiones se puede observar como la Paz nunca se ha logrado de esta manera, lo que se obtiene son temporadas de no violencia durante las cuales cada parte del conflicto se dedica a practicar y armarse mejor para la siguiente crisis.

Este mismo análisis lo podemos llevar a nuestras vidas privadas y observar como mediante la violencia nunca alcanzaremos la paz, el odio nunca creará amor, lo único que puede surgir de el odio es más odio.

La compasión (karuna) y el amor compasivo (metta) son los únicos medios capaces de generar más compasión y amor compasivo, cuando en algún momento nos enfrentamos a un problema personal y generamos resentimiento hacia nosotros mismos el único resultado posible es más resentimiento, pensamos que si nos enojamos los suficiente de alguna manera lograremos crear un estado mental capaz de evitar que recaigamos nuevamente en el estado que estamos tratando de detener.

Si me enojo lo suficiente nunca más diré estas cosas!
Si me enojo lo suficiente nunca más me sentiré triste!
Si me enojo lo suficiente nunca más olvidaré que no debo hacer esto!

¿Cuántas veces hemos estado en una situación como esta?

¿Y cuántas veces ha funcionado?

Podemos al igual en los casos de guerra aminorar o aparentar disminuir la acción, pero esta no desaparece en realidad, y aún más importante, las consecuencias pueden ser más problemáticas, el precio que se paga por cambiar una actitud de esta manera es muy alto, quizá ya no la hago, pero me odio cada vez que lo recuerdo.

Prestando atención a esta sabia enseñanza podemos hacer un pequeño, pero significativo cambio en nuestras vidas, un cambio de dirección en la forma en que nos tratamos personalmente cuando cometemos un error y a los demás cuando ellos hacen lo mismo.

El primer paso es aceptar y comprender nuestros actos, no somos perfectos, y aun más, el concepto de perfección generalmente es absurdo, por lo cual no es válido intentar alcanzarlo.

El segundo paso es desarrollar el amor y la compasión, buscando cambiar lo que sea que deseamos cambiar bajo un panorama de entendimiento, teniendo tanta paciencia como sea necesario hasta lograr dichos cambios, no hay tiempos límites, no hay prisa.

Lo más importante es enfocarnos siempre en el progreso del cambio, es fácil mantener la vista dirigida hacia el error, es quizá nuestra naturaleza, esto solo nos hará retroceder y hacer más grande lo negativo.

El camino es la meta, si ponemos de camino el amor, ya llegamos a nuestro destino! Si ponemos de camino el odio y el resentimiento, ¿Quién quiere llegar a ese lugar?

Metta

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