El amor lo cubre todo

Estamos acostumbrados a creer que los objetos de alguna manera irradian amor, que lo generan y que él mismo habita en dichas cosas, en los actos, o bien, en las personas mismas.

Cuando vemos a nuestra pareja pensamos que ahí está la felicidad, que irradia de dicha persona, que el amor depende de una serie de condiciones en este ser, sean aspectos de la conducta, actitudes u otros elementos pertenecientes a la persona.

Pero el amor no es tan efímero, es mucho más que eso, el amor existe en cada uno de nosotros e independiente de nosotros, está en todas las cosas y no depende de condiciones, no está sujeto a fechas ni actos, el amor es una de las fuerzas más poderosas que inclusive sobrepasa la experiencia física que llamamos vida. El amor, o bien, amor compasivo como se le conoce en budismo, es uno de los 4 inconmesurables, los cuales son 4 de los aspectos más importantes en el Dhamma.

Ajahn Brahm dice que "El amor ha de cubrir las cosas, no ha de estar en las cosas". Cuando dice esto se refiere precisamente a este punto, cuando amamos no debemos depositar el sentimiento en un ser, en una imagen o una idea, tampoco en conceptos como pareja, madre, hijo o maestro, el amor es mucho más que eso.

Si el amor dependiera de estos conceptos, cuando una de las condiciones se pierde, el amor también se perdería, cuando una pareja deja de comportarse con respecto a las condiciones por las cuales nos sentimos atraídos inicialmente, ¿Es eso suficiente para dejar de amar? cuando una persona a la cual respetamos y hace algo con lo cual nos sentimos traicionados, ¿Se acabaron las razones para amar?

El verdadero amor trasciende todos estos factores, estas condiciones banales. El amor compasivo, el amor puro no tiene miramientos ante aspectos tan mundanos, por el contrario, el amor puro existe en estas condiciones, si no, sería puro interés superficial.

Es fácil amar cuando va bien, la prueba real es en los momentos difíciles.

Por eso: amemos, amemos, que mañana no sabemos!

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