Sed y duḥkha

Muchas veces se percibe al Budismo como una práctica que busca restringir todo tipo de placer, un lugar donde todo lo que se habla es respecto al sufrimiento y pesimismo. Y es fácil ver como alguien puede percibirlo de esta manera a simple vista.
El deseo es la madre del  duḥkha
En la fenomenología Budista existen varios planos de existencia, uno de ellos corresponde al de los 'Demonios Hambrientos', a este lugar llegan las personas que viven siempre sedientos de más, nunca satisfechos y que nunca hicieron mucho por otras personas.

Solo el nombre de este plano es bastante descriptivo, salta a simple vista una imagen muy clara de como debe ser habitar en dicho lugar.

La práctica no busca restringir el placer, ni separarnos de los seres queridos ni de aquellas cosas que disfrutamos, la práctica busca hacernos ver la diferencia entre la felicidad mundana y la felicidad genuina, tiene la capacidad de hacernos comprender el rol que juega el apego en la generación de sufrimiento.

Cuando se comprende el Dhamma se deja de buscar, uno logra discernir lo que se puede hacer y aquello que no, logrando vivir en paz, sin ataduras. Al ver claramente el apego por lo que es, se libera de restricciones y se puede tener calma.

Cuando sucumbimos a los placeres y nos comportamos como los 'Demonios Hambrientos' viene el sufrimiento, nunca satisfechos con nada, siempre buscando el eterno 'más' que nunca llega y la sed se incrementa con cada trago, el hambre se multiplica con cada bocado.

La meditación es la herramienta, vipassana es la forma, samatha es el apoyo para este fin.

Haga una pausa en el camino, respire, vuelva a conectarse con el presente y abra la mente a la realidad, deje ir las ataduras, el deseo, el apego y perciba la paz, la calma, la liberación.

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