Cierre los ojos



Durante los ejercicios de meditación se acostumbra cerrar los ojos, excepto cuando estamos caminando, se puede dificultar bastante esta postura si cerramos los ojos. Sin embargo, tradicionalmente vemos a los meditadores sentados, con las piernas cruzadas, las manos colocadas suavemente una sobre la otra sobre las piernas, y los ojos apaciblemente cerrados, es una costumbre que hemos adoptado casi sin pensar en la razón que la justifica.

Ajhan Chah lo explica sencillamente al recordar la razón y el fin último de la meditación, que es ver nuevamente hacia el interior, prestar atención a la mente y a los sucesos que acontecen en el momento dentro de lo que percibimos como 'yo', en el interior de ese fenómeno.

Al cerrar los ojos nos abstraemos del mundo, del acontecer externo, al menos en lo que respecta a la vista, el cual es un sentido relativamente fácil de bloquear, nos queda por fuera los otros 5 sentidos: tacto, gusto, olfato, oído y la mente! Esa última es la que quizá nos de más trabajo durante la meditación y hasta en la vida diaria, los sonidos externos dejamos de percibirlos eventualmente y muchos de ellos inclusive nos ayudan a abstraernos más en el ejercicio de meditación, pero la mente, esa es otra historia muy distinta.

Cerrar los ojos, traer la atención a la respiración, de vuelta al cuerpo y a lo que sucede aquí y ahora es el primer paso para recuperar la paz interior.

~Volver hacia adentro nos trae de vuelta al momento~

Muchas personas nuevas al Buddhismo o a otras prácticas similares tienen mucho problema para comprender las razones por las cuales los monjes y monjas practican el celibato, o la razón por la cual en ocasiones se pide que inclusive practicantes laicos se abstengan de las prácticas sexuales también, se le confunde con imposiciones absurdas, restricciones sin razón real, después de todo, somos animales básicos y ¿Que más básico e instintivo que el sexo? ¿Qué puede tener de 'malo'?

Ajhan Brahm nos trae la respuesta y resulta interesante que sea la misma por la cual se cierran los ojos cuando meditamos, cuando nos concentramos en algún tema, o inclusive, cuando tenemos relaciones sexuales!

Este monje explica que la práctica sexual, no solo el acto físico como tal, si no todo lo relacionado con la sexualidad, nos lleva a prestar atención a lo que sucede afuera, en otras personas, estamos en una búsqueda constante de algo que obtener, es como una cacería en la cual nunca volvemos a casa, siempre estamos en busca de más. El practicar el celibato, o al menos, disminuir los impulsos sexuales nos traen de vuelta, nos permiten observar nuevamente y con claridad el cuerpo (propio) y lo que sucede en la mente, nos permite retomar esta Atención Plena de la cual se habla tanto en los medios.

~Nos permite volver al interior, presenciar el ahora~

Así que cierre los ojos, vuelva al cuerpo, vuelva a la mente, respire y preste atención, la paz vendrá corriendo por si sola, a ella le gusta una mente tranquila.

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